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Estudiar en EEUU: los padres y su importante papel en la independencia

Ana Marín Bueno, Psicóloga especializada en Psicología Clínica, y madre.

“Tengo miedo de que se vaya tan lejos”, “demasiado tiempo sin saber de él/ella”, “¿estará preparado/a para éste paso?”,” ¿escolarizar a mi hijo/a en otro país es un proceso complicado?”, “debo privarlo/a de una experiencia como ésta, ya que a la vez de buena será dura?”… Son muchas de las preguntas más frecuentes que se hacen los padres/madres cuando le surge a sus hijos/as la oportunidad de estudiar en el extranjero. La mejor forma de responder es plantearnos hasta qué punto nuestros miedos e inseguridades están haciendo de esta oportunidad un reto difícil de superar. Lo primero a tener en cuenta deben ser las emociones de nuestro hijo, sus inquietudes, valoraciones, deseos y expectativas, ya que es su futuro el que está en juego. A menudo infravaloramos a los hijos asumiendo una falta de preparación no comprobada, que sarcásticamente sólo se comprobará viviendo la experiencia de estudiar en el extranjero. La madurez para dar éste paso sólo se adquiere dándolo, son muy importantes la opinión, capacidad de involucrarse y la motivación del interesado/a, ya que son los que conducirán o no al fracaso. Todos los padres deseamos ayudar a nuestros hijos, y la mejor forma de hacerlo es prepararlos para ser autónomos e independientes.

La independencia no se regala, hay que ganársela con la propia madurez; la libertad se gana con esfuerzo, responsabilidad y voluntad, y para que estas capacidades se desarrollen adecuadamente hay que darles oportunidades, asistencia, experiencias, ejemplos y modelos. Ayudar no significa obligar a decidir lo que queremos para ellos, sino prepararles para pensar, decidir, juzgar y actuar por sí mismos, con sus aciertos y sus errores, de los que aprenderán, haciéndose responsables de sus propias decisiones y consecuencias.

Estudiar en el extranjero, no sólo sirve para aprender un idioma, hace ganar en autonomía, autoconfianza, autoestima y aporta muchos beneficios a nivel académico, laboral y cultural. Hoy día es fundamental conocer otros sistemas educativos y gente de otros países, y más de la mano de una buena Organización, porque el tema burocrático desaparece, y estaremos debidamente organizados e informados. A todos los padres nos da miedo y tristeza enviar a nuestros hijos a estudiar a Estados Unidos, no manejamos el idioma y tenemos complicaciones para saber cómo se encuentra en cada momento, por eso  la Organización que facilita la experiencia, United Studies, será quien nos otorgue esta confianza, información y diálogo permanentes que necesitamos, porque nunca nos sentiremos totalmente tranquilos, el nerviosismo, dudas y temores seguirán siempre presentes ya que son sinónimos de maternidad. William Shakespeare decía “No hay otro camino para la madurez que aprender a soportar los golpes de la vida”.

Debemos tener presente, de cara al futuro, que una experiencia educativa internacional como es estudiar bachillerato en Estados Unidos, ayuda a una mejor integración laboral en un mercado cada día más global y exigente, las capacidades sociales y cognitivas adquiridas se conservarán y ayudarán a una mejor integración en todos los aspectos, dando mayores probabilidades de éxito debido a las “soft skills” (habilidades sociales).

En definitiva, sin el apoyo incondicional de los padres, los hijos no llegarán a desarrollarse como personas completas, independientes y autónomas. Necesitan explorar, conocer y experimentar, no bajo nuestras alas sino bajo nuestra esperanza y consuelo. Nadie nos enseña a ser padres, pero  podemos aprender a ser personas flexibles, seguras y adaptables a las circunstancias. Las investigaciones en el tema indican que los adolescentes se desarrollan mejor cuando tienen fuertes vínculos familiares, a la vez que mantienen una autonomía y libertad de decisión, en búsqueda de su identidad; así debemos guiarlos y orientarlos, dejando lugar a los errores y enseñando que cada acción tiene sus consecuencias.

    Consejos en esta etapa:

  1. Ayúdalo/a a sentirse seguro/a (la confianza y respeto por sus decisiones de futuro).Darle oportunidades e involucrarnos en sus objetivos.
  2. Conversa acerca de los miedos e inseguridades mutuos (conseguimos un acercamiento emocional, le involucramos en nuestras inquietudes y le reforzamos la empatía).
  3. Tu hijo/a y tú estáis en una nueva etapa, él/ella debe iniciarse y prepararse lo que te llevará a reconsiderar tu vida y descubrir quién eres y dónde están tus intereses.
  4. Infórmate muy bien de todo el proceso (trámites, responsabilidades, asesoramiento, seguros, documentación, equipajes, leyes, residencia, notas,…) United Studies te ayudará y proporcionará toda la información y medios que necesitéis.
  5. Reflexiona que la maternidad es un proceso evolutivo: Ahora le ayudaras, si él/ella quiere, a tomar decisiones de mayor importancia tanto en su vida profesional como sentimental. Nunca dejarás de ser la madre o el padre de tu hijo, simplemente estás cumpliendo tu papel de lejos y de una manera diferente, podrás ayudarles de otra manera.
  6. Recuerda siempre que tu hijo se está alejando de ti pero ¡se está acercando a su propia vida! Y eso es algo que debes admirar y de lo que debes estar orgullosa u orgulloso ya que tú contribuiste a ese crecimiento.
  7. Participa en actividades que te llenen y te gusten.
  8. Nuestras malas experiencias no tienen por qué ser las mismas que para ellos/as, tener respeto ante las vicisitudes, no miedo. La experiencia es un grado, no una regla de tres. Cuanto antes aceptemos que las malas perspectivas provienen de nuestros propios miedos, antes vivirás ésta oportunidad como algo natural evitando el estrés y la preocupación excesiva (ansiedad).
  9. Estimula la independencia: Es importante que tus hijos sepan que tú los apoyas en este nuevo proyecto. Evita invadir su vida con visitas o llamadas continuas. Debes dejarlos crecer, acompañarlos y disfrutar con ellos esta oportunidad.
  10. Ocuparnos y no (pre)-ocuparnos: Sobre la marcha, ocuparemos la energía en solución de problemas, sin pre-ocuparnos de lo que aún no ha ocurrido (pensamiento pre-vio).
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